Las adicciones son una forma de evitar la insatisfacción de la realidad que vive la persona adicta.
Es una conducta de evasión, y la mayor parte de las personas que evitan su realidad, no son conscientes de su insatisfacción. Por ello, en lugar de buscar ayuda, se dedican a ir en busca de la satisfacción instantánea que le ofrece el estímulo al que es adicto. Existe una mayor claridad de atracción hacia lo que depende, centrando toda su atención en conseguirlo.
Sin embargo, es poco frecuente averiguar por qué ha llegado hasta esa adicción. Cuando el adicto descubre el foco del problema, sin duda, es un gran paso en su mejora, pero ello no es sinónimo de una recuperación total. Todavía queda un largo camino por delante. Además, cuando una adicción comienza, suele ser en pequeñas dosis, de forma puntual y en contextos habituales. Así, como generan consecuencias de atracción, bienestar, buen ánimo e incluso el olvido de otros problemas, es muy fácil que se mantenga en el tiempo, incluso que vaya en aumento, hasta el punto de que la vida de la persona adicta gire en torno a su adicción. El número de adicciones puede suponer una larga lista.
Las adicciones, suponen dependencia, y por tanto, las personas pueden depender de sustancias para generar ciertos síntomas, sean estas dependencias a fármacos, drogas, alcohol, alimentos, etc… Y también, existen las adicciones a personas, aunque no se denominan como tal, sino más bien como dependencia. Sin embargo, esta dependencia puede cumplir los mismos requisitos que una adicción a sustancias, ya que la persona adicta, vive por y para mantener la relación con la persona de la que depende.
También existe la dependencia hacia determinadas conductas, sean estas relacionadas con el sexo, el juego, el deporte e incluso el trabajo… Es decir, todas aquellas conductas que pueden generar adicción, son aquellas en torno a las que gira la vida de la persona adicta.