¿QUÉ SÍNTOMAS SE SUELEN PRESENTAR?
- Ideas o pensamientos catastrofistas relacionados con el objeto o la situación fóbica.
- Ansiedad y miedo intenso y generalizado que no se corresponden con un peligro real.
- Sensación de malestar, angustia y/o vergüenza provocada por el miedo que experimentas ya que eres consciente de que se trata de un temor irracional, pero aún así no puedes controlarlo.
- Manifestaciones somáticas como el aumento del ritmo cardíaco, la tensión arterial, la frecuencia respiratoria y la tensión muscular. También puedes tener temblores, náuseas, sudoración excesiva, mareos, debilidad en brazos y piernas, falta de aire, sensación de opresión en el pecho y visión borrosa.
- Evitación del objeto o la situación fóbica. Intentas evitar las situaciones que te hace sentir mal, hasta el punto que descuidas asuntos importantes solo para no volver a sentir ese miedo.
La mayoría de las fobias están causadas por la huella que ha dejado un evento traumático, ya provenga de la niñez, la adolescencia o incluso la adultez. También pueden ser el resultado de determinadas creencias transmitidas durante la infancia y la adolescencia, generalmente por los padres.
Cuando la fobia es intensa, puede afectar considerablemente tu calidad de vida, sobre todo si comienzas a evitar las situaciones que te causan miedo, ya que cada vez te moverás en un espacio más limitado.
Si crees que padecer de algún miedo o fobia, hay que tratarla para mejorar tu calidad de vida.